Vías dobles para la transmisión de las señales de dolor en el sistema nervioso central
Las señales correspondientes al dolor rápido agudo nacen con estímulos dolorosos de tipo mecánico
o térmico. Su transmisión sigue los nervios periféricos hasta la médula espinal a través de pequeñas
fibras de tipo Aδ a una velocidad entre 6 y 30 m/s. Por el contrario, el dolor de carácter lento crónico
se suscita sobre todo a partir de los estímulos químicos correspondientes, pero a veces también con
estímulos mecánicos o térmicos persistentes. Este dolor lento crónico llega a la médula espinal por
medio de las fibras de tipo C a una velocidad entre 0,5 y 2 m/s.
Debido a este doble sistema de inervación para el dolor, un estímulo brusco de este carácter a
menudo genera una sensación dolorosa «doble»: un dolor rápido agudo que llega al cerebro a través
de la vía de las fibras Aδ, seguido más o menos 1 s después por un dolor lento que se transmite por la
vía de las fibras C. El dolor agudo informa a gran velocidad sobre la situación lesiva y, por tanto,
cumple una función importante para conseguir que la persona reaccione de inmediato y se aparte del
estímulo. El dolor lento tiende a crecer con el tiempo. Esta sensación produce a la larga el dolor
intolerable y obliga a que la persona trate de mitigar su causa.
Al entrar en la médula espinal procedentes de las raíces medulares dorsales, las fibras para el
dolor terminan en neuronas de proyección situadas en las astas dorsales. Aquí, una vez más, existen
dos sistemas dedicados al procesamiento de las señales dolorosas en su trayecto hacia el encéfalo.

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